Saturday, October 29, 2005

Carta a Kramer.



Carta a Kramer:
Cuando encuentres esta carta sobre tu escritorio estarás ante una disyuntiva sentimental que no te ha quitado el sueño (yo bien lo sé) y que enfrentarás con desparpajo, tu mejor manera de encarar las alternativas de todo tipo -algunas aparentemente triviales; pero, a fin de cuentas, todas trascendentes- que el destino nos va presentado una tras otra a lo largo de la vida.
Yo sé que al empezar a leer esta carta querrás encerrarte en tu mente, tomándola como un kremlin, en el fondo y desde ahora, también lo sabes tú mismo. Ambos conocemos, además, la banal motivación.
Ahora, seguramente, ya has empezado a preguntarte cómo es que sé tanto de ti y es, entonces, el momento apropiado para decirte -con bastantes probabilidades de que creas mis palabras- que si conozco cosas tuyas que sólo tú mismo conoces, es porque no soy otro, sino tú mismo: Tú mismo, pero no ahora.

Esta es nuestra verdad:

Cuando todo lo veas turbio,
se un fonema consonántico oclusivo, velar y sordo,
y aunque los tuyos te claven la kris,
no hagas caso de su mediatriz;

tranquilo, tolera a los histriones de la plebe que contaminados están,
con pensamientos kafkianos, kantianos o invadidos de krausismo,
y firme como káiser o kan,
grita tu voluntad, sin creerte de estirpe real;

se temerario, juégate la vida cual kamikaze
y no te dejes por tus sueños dominar;
si un karst, hogar de tu pensamiento hace,
no consientas que te esclavice tu pensar;

derrumba tu sentimiento kárstico,
producido por la acción erosiva de la obnubilación;
se la décima letra del alfabeto griego,
sin que te lleve la emoción;

actúa con disimulo, cual katipunan,
refrescando tu garganta con kirsch
y canta tu palabra en un kirieleisón verde esmeralda,
simulando tu Psittacula krameri;

has de tu palabra karate, kung fugongfugongfu o kendo,
como arte de defensa espiritual;
por pasos firmes con katiuskas se conducido
y cambia tu orgullo forjado en una kavakava;

cuando seas kebab o kéfir de la derrota;
kiko, o kodzito de la victoria,
manten tu karma
y tu rostro igual;

no lamentes tus nervios y tu cerebro en estado kitsch,
trata con rotos fragmentos de reconstruir tu kril;
sin que el kriptón y el kurchatovio conviertan en torpe engaño
el esplendor de tu verdad;

Hablante de kastila ahora deja tu lengua seducir por un poco de koiné,
sin desmentir tu dignidad.

No importa el lugar,
desde un kasba en Africa hasta Kazajstán,
desde el kanjobal en Guatemala hasta Kiribati,
desde una kibutz en Israel hasta Kirguistán,
o desde una ciudad de kurdos hasta Kuwait;
este será tu kerigma punzante, como kermes actuando en gala de una kirie…

Cuando a todo eso llegues y eso alcances,
tuyo el mundo entero será.

Yo sé que la carta -con su carácter de objeto patente y extraordinario- te dará una mejor razón, que la de los elementales juegos de letras. Sé por ello, también, que veras la vida desde otra perspectiva. Y es precisamente eso lo que quiero.

Y cuando cumplas cuarenta y nueve años, comunícate conmigo y cuéntame como te fue en la vida; en tu vida que es mi vida, pero una vida mía diferente.

Mis mejores deseos para ti.

Atentamente: *******

P.D. Sé que todo ha funcionado de la mejor manera porque la semana pasada, antes de escribir esta carta, recibí su contestación.
DERECHOS RESERVADOS.

Monday, October 17, 2005

José.

CAPITULO I: El Nacimiento y sus primeros pasos.

Un anochecer brumoso del mes de Octubre, exactamente del día 29 de 1908. Caía una lluvia ligera, el cielo estaba encapotado, y oculto en el vientre de una mujer mexicana, haciendo de éste su apretado cubil, un pequeño ser en profunda paz dormía. La mujer era joven, de unos veintisiete años, muy bonita y que todavía conservaba ese rubor especial que solo se tiene en la juventud, el cual se incrementaba con el calor del fuego que una pequeña fogata proveía. La lejanía del alba anunciaba esa vida que estaba por iluminar espacios infinitos de esperanza.
Repentinamente una pequeña cantidad de flujo sanguinolento trajo consigo la aproximación de lo inevitable, estaba a punto de dar a luz. Fuego interior, el Verbo de la Vida que ebulle.

-¡Despierta! – dijo el calor…

-¡Despierta! – dijo la lluvia fría…

-¡Despierta! – dijo el fuego…

-¡Despierta! – dijo el viento…
-¡Despierta! – dijo la Luna, la Vida tiene contigo algo que hacer.
- Limpiar de abrojos la senda preparada al ser que nace, al bien y a la virtud, abrir sus ojos y desviar el peligro que le amenace.

En aquel mismo instante se rasgaron las nubes con un grito desmesurado que dio paso a una lluvia torrencial y a una repentina ventisca que apagó las llamas; un ingente resplandor cruzó el firmamento, y ante los ojos de aquella madre adolorida apareció el rostro de una hermosa criatura.
Y así, como entre flores, ajeno a la maldad, al vicio, parió a su hijo primogénito entre gritos y la algazara de las estrellas; un niño muy peculiar que sin dejar escapar llanto alguno de su boca abrió los ojos y miro directamente a su madre, poseía rasgos perfectos, como si hubieran obedecido a un invisible escultor que moldeo su cuerpo y espíritu.¡Oh, cómo se estremeció engrandecida la existencia ufana pensando de esa aurora que amanece vivir reproducida en el mañana! De aquel día más, un sueño solo, una sola ambición, de su alma serviría de polo, del tiempo al avanzar en el camino.
Desperté en la ciudad de las maravillas, el cuerpo de mi madre, con los labios llenos de sangre y los oídos mancillados de pecados; con las manos frágiles y las piernas adoloridas.
Viví entre líquidos, gritos desgarradores y palpitaciones lentas.
¿Quién ha osado perturbar mi sueño?
Un sentimiento extraño me atraía, abrí los ojos y conserve el recuerdo.
Arribé mientras los ángeles caían.
Provenía de un majestuoso cuerpo desnudo, la sangre le nacía del vientre... y yo vivía en ella envenenado.
Mis ojos abiertos sin devoción ni sentimiento descubrieron mi cuerpo desnudo y sangrado.
¿Qué mal había yo hecho que debía pagarlo con un cuerpo desnudo?
Cerré mis ojos cansados y aprendí a disfrutar el nuevo aire.

Esta es mi historia:
Mi primera expresión inteligente fue maravillarme; ésta rápidamente se desarrolló con mi curiosidad por el mundo que me rodeaba, hasta que la vida se convirtió en un viaje de descubrimiento sin respiración.
Si de niño hubiera querido volar lo hubiera hecho. Pero me gustaba tanto echar mi cabeza en el pecho de mi madre y mirarla y mirarla sin descanso que jamás pude emprender vuelo alguno. Sabía infinidad de palabras maravillosas, que nadie entendía, pero callé. Lo único que quería era aprender las palabras de mi madre. Es así que fui aprendiendo el lenguaje de los hombres, lo desarrolle a la perfección, fui capaz de comunicarme con los demás en muy corto tiempo.
Hasta que las personas me aburrieron, sentía su lenguaje y su sucia rutina agobiante para mi imaginación.
Para mis padres ya no era esa criatura indefensa a la cual tenían que cuidar. Mi talento en todos los ámbitos les había quitado responsabilidades.
- ¡Va, como si necesitara de ellos!
El problema era que apenas tenía 5 años y por desgracia aun necesitaba de ellos.
En ese momento el televisor fue mi mejor aliado. Quería ocupar el lugar de aquel artefacto, para poder vivir lo que este vivía: tener un cuarto especial para mí, congregar a todos los miembros de mi familia a mí alrededor. Ser el centro de atención, al que todos quieren escuchar, sin ser interrumpido ni cuestionado. Vivir la sensación de que lo dejen todo, por pasar unos momentos a mi lado.
-En este momento doy gracias que esto nunca ocurrió.

Empecé a sentir un especial afecto por esos viejos filmes policíacos, en donde los malvados gangsters extorsionaban a sus víctimas amenazándolas con la muerte, la suya, o la de sus familiares. Esas emocionantes intrigas, en las que un duro detective privado con sombrero y gabardina trataba de resolver un extravagante caso.
Debo reconocer que mis métodos artísticos están plenamente influenciados por este tipo de cine negro, un cine que trajo a mi la inspiración, y es por él que: hago lo que hago y soy lo que soy: “Un genio de mi profesión”, el mejor que yo sepa.
Todo comenzó cuando al ver una de esas películas de gangsters, algo me llamó la atención y que aparecía en todas ellas: las siluetas. Si, los contornos blancos que rodean a las víctimas cuando yacen tendidas en el suelo. Los níveos trazos que señalan, donde y como estaba el malogrado cadáver. Esas mágicas líneas que significan mucho más que un dato para fotografiar, esas líneas que representan la fuerza interior del fallecido, el aura que rodea al cuerpo una vez inerte y que solo un genio cargado de una sensibilidad especial es capaz de plasmar sobre el suelo. Un contraste blanco en el suelo que se borra con el tiempo, una línea de tiza que se lleva el viento al igual que se llevará las cenizas del recién asesinado; esas líneas significaban mucho mas de lo que se mostraba de ellas en las películas, era la esencia del arte, y nadie, nunca, había puesto atención en ello. ¡Yo, se lo iba a mostrar al mundo!
Poco a poco, el mundo de la tiza me iba obsesionando, dibujaba siluetas por todos los sitios: siluetas de mi mano, mis pies, contornos imaginarios de gente imaginaria y un sin fin de trazos que llenaban las paredes de mi habitación. Mi padre me pegaba por ello, vaya que si lo hacía, me frotaba las manos con estropajo hasta hacerme sangrar y decía, que era para ver si se me quitaban las ganas de coger otra vez una puta tiza. El, no comprendía que poco a poco, me estaba convirtiendo en un fénix, un genio del arte. Si; Me puedo comparar con Bécquer, porque yo también soy un romántico; porque mis obras llevan plasmados los sufrimientos de una víctima y a la vez están cargadas de amor, amor por mi ciencia. Me puedo comparar con Mozart, Bizet, Chopin a todos ellos y a muchos mas, por que yo también fui precoz en mi arte, soy como cualquiera de elloso mucho mejor.
Un día en el colegio, la señorita Adriana, una mujer gorda y cariñosa nos mandó hacer un ejercicio que yo dominaba plenamente; un ejercicio sencillo para comprobar nuestra destreza, plasmar en papel la forma de nuestra mano. Mi dibujo, fue sin duda el mejor de la clase, un diez y un reconocimiento especial, lo colgó en el corcho de atrás, un lugar dedicado a los privilegiados, a los genios como yo, a las personas que casi ni siquiera son humanos sino seres superiores. Fue entonces cuando me di cuenta de mi potencial y me decidí a emprender una obra mayor, una obra que me inmortalizara.
Llegué a casa, no había nadie, nunca había nadie, excepto mi hermanito Javier, fui a la habitación de mis padres y me asomé a la cuna, un olor nauseabundo a excremento subía hasta mi nariz.
- ¡Hola Javier! ¡Estas de suerte, hoy te vas a convertir en la estrella de mi opera prima! ¡No sabes como te envidio, vas a ser el primer modelo de un genio!
Saqué a mi hermano que no paraba de llorar.
- ¡calla tonto, que cuando venga mi mamá va a estar orgullosa de ti!
Le quité el pañal y se lo até con fuerza a la cara, sus propias heces se le salían por los costados manchándole las orejas, comenzó a toser y a berrear con fuerza mientras yo le apretaba la cabeza contra el suelo.
-¡estate quieto que si no, vas a salir mal!
Dejó de moverse al cabo de cinco minutos, debía aprovechar ahora que aún estaba caliente para dibujar su aura, tracé su silueta con sumo cuidado de manera que plasmé por primera vez lo que llevaba dentro, en un suelo frío. Cuando volvió mi madre corrí a enseñarle mi trabajo, se volvió loca de alegría. Comenzó a gritar de histeria, supongo que fue porque captó todo lo que yo quería plasmar; ¡gracias Javier! por ser tan buen modelo. Vino la policía, salí en la tele, en todos los periódicos. Por primera vez era famoso y aquella sensación me gustó. ..
Kramer.

DERECHOS RESERVADOS

Monday, October 10, 2005

Imagine.


“Hay quien ha venido al mundo para enamorarse de una sola mujer y, consecuentemente, no es probable que tropiece con ella.”…
Gasset.

Era una noche templada; llena de perfumes y de rumores apacibles, con una luna blanca y serena en mitad de un cielo negro, luminoso y transparente.
Presa de mi imaginación de un vértigo de poesía, sin saber exactamente a dónde me conducirían las palabras que iban salpicando la superficie del papel, escribía irónicamente una sátira a la oda universal del amor.
Después de atravesar el puente de lo tangible a la ilusión cibernética -desde donde contemplé un momento mí recién trabajo- me interné en las ruinas de los tendederos de la red. La medianoche se vislumbraba. La luna, que había ido remontando lentamente el paraje, estaba ya en lo más alto del cielo, cuando al doblar por un surco situado, a mi parecer a propósito, sentí un leve escalofrió, mezcla extraña de sorpresa, de temor y de júbilo.
En el fondo de la sombría alameda virtual había visto algo que me maravillo, que flotó un momento y desapareció en la oscuridad. La faz de una mujer, de una mujer que había cruzado el sendero de lo irreal y se ocultaba entre el follaje de mi ser. En el mismo instante en que yo, tal si fuera un loco soñador de quimeras o imposibles, penetraba en esos jardines.

Esa mujer tan cándida y tan bella, es mentida ilusión de mi esperanza. Es el alma que vívida destella su luz al mundo cuando en él se lanza y el mundo con su magia y galanura, es espejo no más de su hermosura. Es el amor que al mismo amor adora, el que creó las sílfides y ondinas, la sacra ninfa que bordando moradebajo de las aguas cristalinas; es el amor que recordando llora las arboledas del Edén, amor de allí arrancado, allí nacido.

Un día, día funesto de dulce amargura. Mi amor vio una flor bella en el aire caprichoso jugueteando. Entre sus hojas, la brisa invisible se abría paso.
De tus espinas, mi diestra no separarse ha jurado.

Mas si con mi atrevimiento, por demás indigno, profano este santo tesoro, he aquí mi gentil expiación:

Mis palabras como muestra de respetuosa devoción, que ansiosas están por expresar ese ósculo de los piadosos que algún día tenemos que jurar.
Mi devoción por aquel sol que fuiste en esa noche desolada de injuriosas promesas, que poco a poco mato a la envidiosa luna, lánguida y pálida de sentimiento por que tú, mi prometida doncella, la aventajaste en hermosura.
Mujer de mirada profunda, sustantivo desnudo, verbo puro –háblame- hablan tus ojos mas no es a mi a quien le hablan, hablan a los astros del firmamento donde el fulgor de tus ojos reza a través de la región etérea sustituyendo a la aurora.
Habla otra vez al eterno insatisfecho. Háblale al arte de vivir y morir, dicta tu himno de insuperable belleza. ¡Oh!, dichosos los que no sabéis las agonías de un corazón que pena a kilómetros de distancia, ¡piedad tened de mi tormento ahora! ¡Ay! sin ventura de mí, que entre suspiros angustiosos ahogar me siento en infernal tortura. ¡Entre nudos dolorosos mi corazón está, gimiendo de esperanza!...Poesía... eres tú. Una azucena me pareces, como a ella te hizo Dios de oro y nieve, sembrada en mi corazón de donde nace mi amor. Allí, con frecuencia, pierdo el don de la palabra; las nuevas impresiones me fuerzan a defender mi propia causa; y Venus, desde el templo vecino, se ríe de mí. Nunca los trípodes de Febo ni los oráculos de Júpiter me responderán las verdades que me dictas como mi musa. Que no cesen las dulces palabras, los suaves murmullos y los deseos atrevidos ya que al brillar de un relámpago nacemos y aún dura su fulgor cuando morimos, ¡tan corto es el vivir! La gloria y el amor tras que corremos, sombras de un sueño son que perseguimos.
¡Oh llama santa! ¡Celestial anhelo! ¡Sentimiento purísimo!
¡Memoria acaso triste de un perdido cielo, quizá esperanza de futura gloria! ¡Huyes y dejas llanto y desconsuelo! ¡Oh mujer, que en imagen ilusoria, tan pura, tan feliz, tan placentera, brinda fuerza a mi ilusión.
Kramer.
DERECHOS RESERVADOS

Wednesday, October 05, 2005

EL LLAMADO

*No me digas que Jesús también...
-Ayer, en la noche. Fue repentino sin importar que su vida fuera perfecta.
*Es verdad, era perfecta. Pero dicen que no le importa la raza, credo o religión, si es triste o feliz, rico o pobre, o si lleva una vida superficial a todos los trata por igual.
-Si tan solo hubiéramos tenido más experiencia en esto, hubiéramos tomado con calma la partida de tus padres.
*¡Claro! ¡No hubiéramos causado tanto alboroto! ¿Cómo es que dicen? Mal de muchos...
-¿Y tu empleo, bien?
*Se fue mi jefe. Ayer en la mañana, dicen que le vino el llamado. Saludó a todos y se esfumo, Dicen que estaba muy tranquilo. Un angelito.
-A todos les ha pasado lo mismo. Parece que ya son millones en todo el mundo.
*Un científico chino dice que es un gen para evitar la superpoblación. Lo llaman Octava 57 o el gen de la Verdad.
-Suena lógico.
*Si a ti te llega el llamado, ¿qué harías?
-¡Qué se yo! Creo que le aviso a mi familia, a mis amigos. ¿Y tú?
*Lo mismo. ¿Viste ese pájaro? Tenía la cabeza roja.
-¿Qué te pasa? ¿Desde cuando te fijas en algo que no sea el dinero? ¿No te estará pasando algo raro?
*No hagas bromas. ¿Quieres? Me llamó la atención el pajarito, y nada más. ¡No creo que yo vaya a ser uno de los elegidos!
-A cualquiera le puede tocar.
*¿Está linda la ciudad, no? La gente parece más tranquila.
-¿Que la gente qué? ¡Si están todos locos! ¡Me parece que a ti sí te está pasando algo!
*¿Sentiste la ola?
-¿Qué ola?
* Cuando miraste para allá, me levantó del piso.
-¡Déjate de bromas, que estoy bastante paranoico!
*¿Bromas? ¿Y el aroma? ¡Dime si es broma!
-Tienes razón. ¡Qué perfume! Esto es hermoso. ¡Nunca me sentí así en mi vida!.
*¡Mira esos tonos violetas!
-Son hermosos
*Oye, es el llamado. Mándales un saludo a mis conocidos.
-Espera, yo también lo tengo.
*Si tan solo tuviera algo para anclarme al suelo. Oye, qué lindo se ve todo de aquí arriba. ¡Qué paz!
-Estamos llegando. Mira, está lleno de gente.
*Están saludando a los que llegan. ¡Qué hermoso está el río!
-¿Vamos?
*Como no, amigo.


Kramer

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Sunday, October 02, 2005

La Separación

Era una noche cualquiera, con mi familia de siempre, mi habitación de siempre, mi cama de siempre, mis problemas de siempre y mi pereza de siempre. Tendido en la cama, el techo se balanceaba lentamente sobre mi cabeza. Un incesante vaivén me hacia imposible mirar hacia otro lado. Su tenso color azulado se curveó sobre si mismo, amenazó con quebrarse, para derramar todas las ideas inyectadas a los ladrillos durante años. Se podría haber dicho que ese hombre horizontal esperaba perforar su cielo raso con un gesto inerte. Pero aun cuando la cal y el yeso le taladraron la cara en respuesta a su desprecio, el seguía ahí tendido.

Ya alguna vez había contaminado ese azul vacío de concreto con la tinta de mi pensamiento, abriendo surcos de luz en donde parecía perdurar la oscuridad; dando pequeños destellos de felicidad a lo que pretende ser tan monótono y cotidiano. Sugiriendo el mirar columnas de luz y cielos azules. Tan azules que te llenas de agua y emanas torrentes helados por cada uno de tus poros. Sin embargo ahora mi mente solo rasguña con las uñas demasiado cortas y tiñe de rojo su encierro. Ya alguna vez había trazado surcos escarlata en las paredes, que se desdibujan cuando los observas y se mueven cuando los piensas; ahora, los colores agonizan, las formas reptan hacia las cuarteadoras y las líneas se ordenan, para formar nuevamente un patrón de ladrillos, intenso e inmenso. Deseo pensar que no soy el único que sueña con soñar. Y día a día tendido en mi cama, parece que es el único lugar en donde me siento a salvo.

Pero esa vez, todo fue distinto, una sensación de frió recorrió mi ser por completo, parecía congelar mis sentidos. Nunca había sentido mi cuerpo tan frió como en ese momento. Pensé en levantarme y cubrirme con algo que se encontrara cerca; sin embargo ese frió tan penetrante no me incomodó en lo mas mínimo, hasta de alguna forma me tranquilizaba. De pronto, una luz cegadora apareció repentinamente ante mis ojos. Una luz parecida a un pequeño sol flotante. No me asusté, sino al contrario, despertó en mí la curiosidad por tocarla, por tenerla entre mis dedos, sin embargo no intente mover un solo dedo por miedo a espantar a aquella pequeña luz. Poco a poco se fue acercando, cada vez más cerca de mi rostro, su luz era tan brillante que casi tenía mis ojos cerrados por completo. Aquella luz se acercó a mi oído, parecía que me quería decir algo, pero no emitía ningún sonido, únicamente flotaba junto a mi. Hice un esfuerzo por tratar de escuchar hasta el más insignificante sonido, cuando de pronto la luz comenzó a parpadear. Mi corazón empezó a acelerarse, no sabía que hacer, si moverme, seguir inmóvil, hablar, estaba petrificado. El parpadeo de la luz iba incrementándose junto con mi angustia. Ese incesante parpadear anunciaba algo que aun no podía descifrar. Y me decidí por hablar, por preguntarle a aquella luz a que venía; pero al abrir la boca, no pude pronunciar ni una sola palabra, habían quedado ahogadas en mi garganta.

Estaba consternado, ya que en ningún otro momento de mi vida había sentido tanta impotencia, recuerdo que de pequeño experimente algo similar, pero lo dominé a la perfección y en muy poco tiempo; como el aprender a caminar, aprender a pronunciar palabras y hasta aprender a ir al baño. Después al crecer un poco más, aprendí a ejercitarme, a mantenerme en forma. Recuerdo que aquella etapa, fue sido la mejor de mi corta vida, con energía desbordante, pude hacer lo que quise, correr, nadar, saltar, nada me fue imposible y la energía era inagotable, jamás me encontré cansado.

Y ahora, me encontraba tirado en una cama, con muchas cosas aun por experimentar, una vida muy larga por recorrer, pero por alguna razón me sentía fatigado, cansado.
En ese instante apareció el brillo de otra luz, pero esta vez no pude verla, únicamente me llegaba su destello, que cada vez se hacía mas grande a medida que se acercaba. Tan pronto descubrí que esta luz salía de mi boca, tuve la sensación de no poder mover ni una sola parte de mi cuerpo. No podía ver bien. Aquella luz que acababa de salir por mi garganta se alzó sobre mi cabeza y me contempló intensamente. Al observar esa luz que me contemplaba, lo comprendí todo, me di cuenta de que esa luz que pensé toda mi vida ser yo, no lo era.

Ahora se por que jamás tuve voluntad.
Ahora comprendo porque siempre me tocaba obedecer.
Ahora comprendo porque nunca hacia lo que quería.
Ahora comprendo porque disfrutaba la diversión de otro.
Ahora comprendo mi propósito en la vida.
Ahora se que jamás tuve decisión.
Ahora se quien soy y porque llegue hasta aquí; aun en contra de mi.
He descubierto la verdad, que aunque me llena de tristeza, a la vez me siento feliz por saber que soy importante aun sin ser valorado.

¿Qué puedo hacer cuando no soy más que un bulto en la cama de cualquiera?.
Mis fronteras son opacas como un engaño y frías como un paseo por mis deseos. Tan es así, que mi cerebro empolvado ya no se atreve a rebasar el cielo raso, por miedo a desplomarse, con un giro nauseabundo de vuelta a mi cama. Me conformo con contemplar el techo oscilante, con los ojos secos y entrecerrados. Me es imposible mirar hacia otro lado.

Kramer
DERECHOS RESERVADOS.