¡Oh demonio implacable y máximo! ¡Oh, demonio sin piedad! Viérteme menos fuego que la inclemente ausencia de ti atesta con su lava a mi corazón y no soy el Estigio para abrazarte nueve veces.
Hermosa bruja, reina de las crueles. Mi bella tenebrosa, quien fuera tintero de magma para escribir sobre ese, pequeño pero fulgoroso corazón radiante e inmenso de candor, palabras que quedasen impresas por la eternidad…
Extraña deidad. ¡Ay!, no puedo concebir que el cumplimiento de tus mas fervientes deseos se vea atestado por un sin fin de míseros pensamientos o de sombras y palabras que entran y salen de tu vida sin henchir un predicamento. ¡Oh, mi querido Belcebú, yo te adoro! Y lo estribo en ésta, la más negra metamorfosis que sufre mi pluma tras abandonar un halo de misterio espectral, maligno y de tétricas connotaciones medievales que hacen predecir la tragedia que desencadenará el cumplimiento de mis deseos.
Mujer misteriosa, Megera libertina, nuestra pasión fue un trágico sainete dispuesto a colmar almas de pasión con un esplendido segundo acto interminable y sin embargo tu deseas dar fin a la obra. Y es a causa de ese decreto que profieres como yugo sobre mí, que quiero saber si realmente pude tener la destreza, que solo los dioses podrían germinar, de entrar a ti; pero en una discordancia con mis pensamientos tengo miedo de quedarme con mi dolor a solas y creo que seria mejor dejar que mi corazón se embriague con una mentira que se sumerja en tus bellos ojos como en un bello sueño, y que dormite largo tiempo a la sombra de tus pestañas.
Afrodita, Pandora, Eva pero siempre Virgen María…
Bien y mal, cuerpo y alma, razón y sentimiento, maniqueo de la realidad que transmuta – y es así como respiras-; pero tu no existirías como el cielo no es sin un infierno, ni noche sin día, resucitas día con día triunfando sobre una lucha fratricida por mantenerte siempre viva.
Lánguida seductora, Ángel/Demonio sapientísimo, etérea, volátil, inaccesible. Espíritu sin nombre, indefinible esencia, yo vivo con la vida sin formas de la idea, yo vivo en una soledad eterna e infinita en su belleza, yo vivo en un vivir inconstante, soy sin serlo, existo sin existir, mi viaje es parcial pero puede llegar a ser eterno si así lo deseas. Ninfa tenebrosa y cálida se participe de mi última verdad: mudo constantemente, no de actitudes ni de pensamientos, solo de morada del ser, soy inconstruible y paradójicamente constantemente me creo.
Y en esta naturaleza extraña y simbólica donde yo me mezclo con el ángel inviolado que a su vez se mezcla con la antigua esfinge que manifiesto mi llamado:
Y en esta naturaleza extraña y simbólica donde yo me mezclo con el ángel inviolado que a su vez se mezcla con la antigua esfinge que manifiesto mi llamado:
No importa si tú caminas desde el cielo o del infierno, ¡oh belleza!, ¡monstruo enorme, espantoso, ingenuo!, si tus ojos, tu pensamiento, tus pies, me abren la puerta de un Infinito al que amo y nunca he conocido de Satán o de Dios, ¿qué importa, si tú haces menos horrible el universo y menos pesados los instantes?
No soy un hombre como los que existen en la tierra; soy un hombre digno de ti, que eres superior a las demás mujeres. Yo vivo en el fondo de esta lava, incorpórea fugaz y resplandeciente; hablo por su amarillo y rojo y por sus pliegues. Yo no acuso a la que turbar la fuente donde moro; antes la premio con mi amor, como a un mortal superior a las supersticiones del vulgo, como a un amante capaz de comprender mi cariño extraño y misterioso.
Tu mano seguida de tu lengua se desliza en vano por mi pecho que oscurece y desvanece; lo que ella no encuentra es un lugar destrozado por la indomable bestia del arte y la ferocidad de féminas vanílocuas. No busques mi corazón; ha sido devorado.
Tu mano seguida de tu lengua se desliza en vano por mi pecho que oscurece y desvanece; lo que ella no encuentra es un lugar destrozado por la indomable bestia del arte y la ferocidad de féminas vanílocuas. No busques mi corazón; ha sido devorado.
Siempre sentiré el filo de tus colmillos malditos en mi alma.
KRAMER
citas de Baudelaire en su Himno a la belleza
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