Sunday, October 02, 2005

La Separación

Era una noche cualquiera, con mi familia de siempre, mi habitación de siempre, mi cama de siempre, mis problemas de siempre y mi pereza de siempre. Tendido en la cama, el techo se balanceaba lentamente sobre mi cabeza. Un incesante vaivén me hacia imposible mirar hacia otro lado. Su tenso color azulado se curveó sobre si mismo, amenazó con quebrarse, para derramar todas las ideas inyectadas a los ladrillos durante años. Se podría haber dicho que ese hombre horizontal esperaba perforar su cielo raso con un gesto inerte. Pero aun cuando la cal y el yeso le taladraron la cara en respuesta a su desprecio, el seguía ahí tendido.

Ya alguna vez había contaminado ese azul vacío de concreto con la tinta de mi pensamiento, abriendo surcos de luz en donde parecía perdurar la oscuridad; dando pequeños destellos de felicidad a lo que pretende ser tan monótono y cotidiano. Sugiriendo el mirar columnas de luz y cielos azules. Tan azules que te llenas de agua y emanas torrentes helados por cada uno de tus poros. Sin embargo ahora mi mente solo rasguña con las uñas demasiado cortas y tiñe de rojo su encierro. Ya alguna vez había trazado surcos escarlata en las paredes, que se desdibujan cuando los observas y se mueven cuando los piensas; ahora, los colores agonizan, las formas reptan hacia las cuarteadoras y las líneas se ordenan, para formar nuevamente un patrón de ladrillos, intenso e inmenso. Deseo pensar que no soy el único que sueña con soñar. Y día a día tendido en mi cama, parece que es el único lugar en donde me siento a salvo.

Pero esa vez, todo fue distinto, una sensación de frió recorrió mi ser por completo, parecía congelar mis sentidos. Nunca había sentido mi cuerpo tan frió como en ese momento. Pensé en levantarme y cubrirme con algo que se encontrara cerca; sin embargo ese frió tan penetrante no me incomodó en lo mas mínimo, hasta de alguna forma me tranquilizaba. De pronto, una luz cegadora apareció repentinamente ante mis ojos. Una luz parecida a un pequeño sol flotante. No me asusté, sino al contrario, despertó en mí la curiosidad por tocarla, por tenerla entre mis dedos, sin embargo no intente mover un solo dedo por miedo a espantar a aquella pequeña luz. Poco a poco se fue acercando, cada vez más cerca de mi rostro, su luz era tan brillante que casi tenía mis ojos cerrados por completo. Aquella luz se acercó a mi oído, parecía que me quería decir algo, pero no emitía ningún sonido, únicamente flotaba junto a mi. Hice un esfuerzo por tratar de escuchar hasta el más insignificante sonido, cuando de pronto la luz comenzó a parpadear. Mi corazón empezó a acelerarse, no sabía que hacer, si moverme, seguir inmóvil, hablar, estaba petrificado. El parpadeo de la luz iba incrementándose junto con mi angustia. Ese incesante parpadear anunciaba algo que aun no podía descifrar. Y me decidí por hablar, por preguntarle a aquella luz a que venía; pero al abrir la boca, no pude pronunciar ni una sola palabra, habían quedado ahogadas en mi garganta.

Estaba consternado, ya que en ningún otro momento de mi vida había sentido tanta impotencia, recuerdo que de pequeño experimente algo similar, pero lo dominé a la perfección y en muy poco tiempo; como el aprender a caminar, aprender a pronunciar palabras y hasta aprender a ir al baño. Después al crecer un poco más, aprendí a ejercitarme, a mantenerme en forma. Recuerdo que aquella etapa, fue sido la mejor de mi corta vida, con energía desbordante, pude hacer lo que quise, correr, nadar, saltar, nada me fue imposible y la energía era inagotable, jamás me encontré cansado.

Y ahora, me encontraba tirado en una cama, con muchas cosas aun por experimentar, una vida muy larga por recorrer, pero por alguna razón me sentía fatigado, cansado.
En ese instante apareció el brillo de otra luz, pero esta vez no pude verla, únicamente me llegaba su destello, que cada vez se hacía mas grande a medida que se acercaba. Tan pronto descubrí que esta luz salía de mi boca, tuve la sensación de no poder mover ni una sola parte de mi cuerpo. No podía ver bien. Aquella luz que acababa de salir por mi garganta se alzó sobre mi cabeza y me contempló intensamente. Al observar esa luz que me contemplaba, lo comprendí todo, me di cuenta de que esa luz que pensé toda mi vida ser yo, no lo era.

Ahora se por que jamás tuve voluntad.
Ahora comprendo porque siempre me tocaba obedecer.
Ahora comprendo porque nunca hacia lo que quería.
Ahora comprendo porque disfrutaba la diversión de otro.
Ahora comprendo mi propósito en la vida.
Ahora se que jamás tuve decisión.
Ahora se quien soy y porque llegue hasta aquí; aun en contra de mi.
He descubierto la verdad, que aunque me llena de tristeza, a la vez me siento feliz por saber que soy importante aun sin ser valorado.

¿Qué puedo hacer cuando no soy más que un bulto en la cama de cualquiera?.
Mis fronteras son opacas como un engaño y frías como un paseo por mis deseos. Tan es así, que mi cerebro empolvado ya no se atreve a rebasar el cielo raso, por miedo a desplomarse, con un giro nauseabundo de vuelta a mi cama. Me conformo con contemplar el techo oscilante, con los ojos secos y entrecerrados. Me es imposible mirar hacia otro lado.

Kramer
DERECHOS RESERVADOS.

6 comments:

Patricia said...

Hermoso su post, como siempre.
Es muy agradable leer lo que escribes, despierta una cuota de nostalgia dentro de mí.
Nos leemos.
Saludos.

Tu conciencia said...

Dicen, sienten, al azul como un color frio.
Resulta ser mi color de agrado.
Suele pasar que me gusta la melancolía...
y ese color me ayuda en la travesía.

Me gustan tus letras. Tienen melancolía.

Anonymous said...

Haces que la nostalgia , la razón y la mente giren en torno a la existencia,hasta te pteguntas una y otra vez como siempre lo escencial de la vida. me gustó mucho! tqm

Ursida said...

Kramer...

Como siempre me pasa lo mismo con tus escritos...
Aún no lo descubro : o es mi alocada imaginación la que me deja absorta leyendo e imaginándome con tal vivacidad los textos que casi "los veo" o es definitivamente que tu escribes demasiado bien para mi...
[quizás es la correcta combinación de ambas]
;-)

¿Que mas queda cuando uno contempla un techo oscilante sobre nuestras cabezas?
No mucho, salvo mirarse a uno mismo... y no gritarse mentiras sino que murmurarse las verdades con las que uno si puede vivir...
;-)

Nos leemos en cualquier formato...

Pilar said...

Hola Kramer, que nostálgica narración, pero veo que de ella han salido positivas lecciones, comprender todo eso hace que disfrutes mas el momento actual y lo malo quede por fin en el baúl de los recuerdos, recuerdos que enseñan , pero recuerdos al fin...
Saludos, hasta pronto.-

Anonymous said...

Q TRIST STA, MUY LLGADOR SI S LO Q TRATAS D XPRSAR, Q BUENO Q SIEMPR T INSPIRS D ALGUNA U OTRA FORMA, M GUSTA MUCHO LA MANRA N LA Q TRATAS D NVOLVRNOS C LO Q SCRIBS VISITAR + SGUIDO TU PAG NIÑO TQM BSOS